Un amigo de Manuel había recibido hace unos días esta confesión que cuando la leyó este, no sabia cuanto había de cierto, o cual era la verdad.
Amigo mio
he llorado como un niño
y te lo quiero contar
pues no se lo que me ocurre
ni tampoco que me pasa
Porque no tengo las ganas
ni esperanzas de vivir
Todo mi mundo
se me esta viniendo abajo
y no encuentro lo que busco
ni las fuerzas de luchar
Solo espero
que esto se acabe muy pronto
y termine esta agonía
para poder disfrutar.
Amigo mio
si algún día has de llorarme
sera por haber marchado
pero no por olvidarte
Según le dijo la respuesta de este amigo fue muy sencilla "No hay mal que cien años dure", tampoco le había explicado nada, ni siquiera los motivos, para poderle apoyar. Simplemente pensó......¡Que ya se le pasará!
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